Africa

Si el Gobierno quiere evitar la continua llegada de cientos de personas inmigrantes desde las costas africanas, no le queda más remedio que tratar la cuestión en su origen.
Reforzar la capacidad diplomática española en estos países como ha decidido hoy el consejo de ministros es un primer paso, pero debe ir acompañado de ayudas para el desarrollo de los países subsaharianos que sean comprometidas por todos los países de la Unión Europea, que son en definitiva el destino deseado por todos los africanos que ven en Europa la posibilidad de una vida más digna para ellos y sus familias.
Todo esto es una obviedad. Pero no deja de ser muy significativo que España empiece a enfocar Africa cómo una de las áreas prioritarias de su política exterior. Cabe esperar que el Gobierno sea capaz de sumar a este enfoque a sus aliados en Europa. Siendo optimistas, podría ser una señal de que ha llegado la hora de Africa, la hora de que sus gobiernos perfilen con la ayuda de sus vecinos más avanzados su sitio en este mundo global. Siendo pesimistas, supone al menos prestar algo más de atención a unos países que no han dejado de tener la categoría de marginales desde la descolonización política del continente.