El junco

Mis puntos de vista

15 octubre 2005

Contra el silencio de los artistas


El premio nobel de literatura concedido este año al dramaturgo, poeta y activista político británico, Harold Pinter, no deja de ser un premio lanzado contra el silencio de muchos intelectuales que viven instalados en la cómoda burbuja de la estética y aislados de las preocupaciones mundanas del exterior, de los mortales.
La ausencia de un compromiso político, que no partidista, en la obra de arte -las excepciones son habas contadas- no deja de ser un desprecio hacia los demás de unas personas que se suponen dotadas de una especial sensibilidad hacia el mundo real. Instalados en Matrix, muchos artistas han dimitido como ciudadanos y han optado por el silencio cómplice ante situaciones que exigen de toda la sociedad respuestas inteligentes y comprometidas, más aún si cabe de su parte.
El dramaturgo británico podría haber optado también por encerrarse en su propia burbuja, pero no lo hizo y, con ocasión de los bombardeos de la OTAN contra Serbia, optó por no callarse desde entonces.
Además, la obra de Harold Pinter está enlazada con la del dramaturgo irlandés Samuel Beckett y su inquebrantable compromiso de denuncia hacia la situación del ser humano, que es una de las principales formas que adopta el compromiso político.